Al finalizar el curso sentimos varias sensaciones
encontradas. Por un lado nos genera tristeza porque dejaremos de ver a esos
grandes compañeros-as que nos acompañaron durante todos y cada uno de los días
de cada trimestre; extrañaremos el
ambiente de trabajo al que estábamos acostumbrados-as y a nuestras funciones a
las que ya estábamos habituados.
Por otro lado, al terminar un vínculo laboral también se
generan nuevas expectativas por saber qué sucederá en septiembre y lo más
importante; que podamos sentirnos tan a
gusto como este curso que ha finalizado.
Una de nuestras compañeras ha expresado a través de un
cuento su paso por este centro y es su deseo que se publiquen sus palabras en
el blog de nuestro ciclo. Por ti, Margarita. Mucha suerte y ¡HASTA
SIEMPRE!
UN JARDÍN
EN CARDONES.
Sin
dilación busqué en mi libro mágico a, b,
c…!aquí esta! C.E.I.P...Centro
especializado en increíbles parterres, y tuve que buscar la palabra parterre:
jardín o zona que contiene césped, flores y anchos paseos.
Así
que cogí mi mochila y la cargué con mis frasquito . A ver… uno de mucho amor, otro de paciencia, el de ilusión
(muy importante) y el de la motivación.
¡Bueno,
ya estaba preparada para ocuparme de mi parterre! .Llegué al centro y allí me
encontré a un señor muy, muy alto y delgado. Tenía una barba y bigote que le
daba un aspecto deslumbrante. Se llamaba
Lalo y era el coordinador de todos los parterres .Me llevo a la parcela de la
cual tenía que hacerme cargo .Era tan variada como hermosa…
Había
claveles, petunias, jazmines, rosas, tulipanes, azucenas. Así que abrí mis frasquitos y dejé que mi parterre se
inundara de mis cuidados .Pero también me fijé que cada una, al ser única y
especial, necesitaban unos cuidados específicos.
Algunas
necesitaban “abono de confianza”, otras
necesitaban “luz de conocimiento”, otras “calor de achuchamiento” .Y todos
agüita, en su justa medida, con el aspersor del amor y la alegría.
En
aquel centro encontré maravillosas compañeras que me brindaron su ayuda y colaboración desde el
primer momento. Como mis compis de parterres, Mariola y Lidia, prestigiosas
jardineras y expertas donde las haya, para las cuales no tengo palabras para
agradecer por todo. Así como las jardineras especialistas en semilleros (Oti,
Yoli y Mº Carmen), arduo trabajo porque son muy pequeñitos y dan mucho
trabajito.
Y
luego otras dos jardineras, las Ritas, que preparan sus hermosas flores para pasar del parterre al jardín. Tienen un
trabajo descomunal porque se preocupan de que cada flor llegue en su máximo
esplendor.
Y
así cada flor, de cada parterre, que es única
e irrepetible es cuidada, mimada y amada para que despliegue todo su aroma, su belleza y toda su armonía.
Para
mis compis y mis niños.
Con
todo mi amor Puchi.
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